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INDICE, ICONO Y SIMBOLO Empecemos por establecer que un signo es “un algo que está por algo para alguien”, es decir, la manifestación -un fenómeno- de una cosa para alguien. El término cosa no debe ser asumido solamente en su acepción de ente como res extensa. En cambio, cosa hace referencia a cualquier sustantivo del que se pueda predicar. Así, un fenómeno como ‘llover’, una persona, una relación mental entre causa-efecto y un diagrama son cosas aun cuando solo se asuma ‘persona’ como res extensa. El significado de cosa debe ser ampliado de ente extenso a todo lo existente de facto o hipotéticamente (todo lo real o posible). Entonces, redondeando la idea, diremos que signo es la representación que un sujeto tiene de una cosas dada. Ahora bien, el sujeto solo puede aproximarse a la cosa dada a partir de tal representación: la cosa se manifiesta como signo y la interpretación de tal manifestación le permite al sujeto ‘figurarse’ el objeto. Así, el razonamiento consiste en la interpretación que de los signos se haga buscando la verdad en cada una estas las manifestaciones. Sin embargo, signo, a partir de la definición anterior, es una categoría muy abstracta que poco nos dice sobre las particulares relaciones que se establecen entre la cosa, su representación y el representamen -idea mental del sujeto hecha a partir del signo-; es decir, hasta ahora no podemos explorar la diversas formas como la mente se figura la cosa a partir de los diversos signos. Por ello Peirce ha dividido estos en tres subcategorías intentando dar razón de las posibles relaciones que se puedan dar. Estas son índice, icono y símbolo. INDICE Por índice denotamos una manifestación tal que el signo conduce directa y necesariamente la mente a la cosa que es representada. El índice es un signo que mantiene una relación directa con la cosa: hay una conexión material o necesaria conceptualmente entre ellos.1 Entre los tres (índice, icono y símbolo), el índice se manifiesta en el representamen como aquel que centra la atención sobre la cosa de forma más directa. ICONO Si un signo no centra nuestra atención directamente sobre una cosa particular pero nos conduce a figurárnosla entre las cosas posibles entonces es un icono. En otras palabras, la clase de signos que ‘excitan’ en nuestra mente ideas bastante similares a la cosa representada pero donde no hay una relación necesaria -si pudiéramos aproximarnos a la cosa en cuanto tal la idea excitada sería muy similar a esta- son del tipo icónico.

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Index is a representation which refers to its object because it is in dynamical (including spatial) connection both with the individual object, on the one hand, and with the sense or memory of the person, on the other (Peirce).

Como se ve, la conexión establecida entre cosa – icono – representamen no guarda la necesidad propia de los signo indiciales. Sin embargo, el icono guía el pensamiento de manera más o menos certera hacia la cosa. SIMBOLO En términos de necesidad podríamos decir que el símbolo es la clase de signo que menos establece una relación real, de facto, con la cosa, ya que está asociado a la habitualidad de quienes lo usan2. Empero, para aquellos relacionados con su uso, por ejemplo los hablantes de una lengua en particular o para los miembros de una cultura en general, la conexión que el símbolo establece con la cosa es necesaria. La idea que esta manifestación excita se relaciona directamente con la cosa ya que pertenece a su horizonte de interpretación, y por ello conduce necesariamente el pensamiento hacia ella. Sin embargo, hace falta compartir el horizonte interpretativo para comprender tal relación.

DEDUCCION, INDUCCION E HIPOTESIS De la misma forma como Peirce categoriza los tipos de signos clasifica los tipos de razonamiento. La idea mental que un sujeto forma en su cabeza puede responder a tres procesos según las características del razonamiento y según el signo del que parte: deducción, inducción o abducción –este último el razonamiento hipotético-. DEDUCCION Procedamos de la misma forma como lo hicimos en la exposición de los signos. Entre los tres, el razonamiento más riguroso es la deducción. Este consiste en ‘obtener’ un juicio necesario a partir de un esquema de premisas; es decir, partiendo de unas premisas relacionas de tal forma que conducen a una conclusión necesaria, deducir otras posibles conclusiones que de igual forma cumplan el rigor establecido por el esquema deductivo.3 Acá podemos sugerir una relación entre razonamiento deductivo e índices de la siguiente manera: al igual que el índice conduce la mente necesariamente a la cosa que representa, la relación en la que se encuentran las premisas en una deducción establece la necesidad de los juicios que de allí se desprenden. INDUCCION En una situación que es asumida como regular –un evento repetitivo o un fenómeno tal en que se pueda tomar un patrón- se inducen las características de esta totalidad a partir de las características que presente una muestra dada. Peirce ilustra la inducción con la prueba que 2

The symbol is used and understood whether the habit is natural or conventional and without regard to the motives which originally generated its selection (Peirce). 3 Deduction is that mode of reasoning which examines the state of things asserted in the premises, perceives relations not explicitly mentioned on them and concludes their necessary or probable truth. (Peirce).

se le hace a los cargamentos de café: el ordenamiento de muchas cargas de café es regular –todas las cargas presentan un patrón común-. Para conocer las características de esta totalidad se hace una prueba al azar y a partir de ella se inducen las condiciones de toda la carga. Acá, a diferencia del razonamiento deductivo, la validés del juicio no depende del arreglo necesario de premisas, sino de asumir, primero, regularidad dentro del fenómeno y, segundo, una muestra como significativa y representativa del todo. Ahora bien, el razonamiento inductivo guarda similitud con las representaciones icónicas así: aquí al igual que allá se parte de la relación entre ‘lo excitado en la mente’ con la cosa dada. En otras palabras, la idea excitada por el icono y por una muestra es bastante similar a las características de la cosa y la totalidad. Si pudiéramos aproximarnos a la cosa dada o a la totalidad de fenómenos dados tendríamos que el icono y el juicio inductivo son bastante similares a aquello que representan. ABDUCCION Finalmente, caractericemos la abducción o razonamiento hipotético. Como su nombre lo menta, la abducción consiste en generar hipótesis que ha de ser probadas como respuesta a un fenómeno cualquiera. Este razonamiento puede ser asumido como el menos riguroso ya que no guarda la necesidad de un esquema deductivo –no se siguen premisas ordenadas deductivamente-, ni asume la regularidad del fenómeno como sucede con el razonamiento inductivo. Consiste simplemente en lanzar una respuesta tentativa que dé razón de cualquier situación4. Desde que las conclusiones producto del razonamiento abductivo no son necesarias, podríamos relacionarlo con las manifestaciones simbólicas. Como vimos, el representamen de un símbolo afinca en la habitualidad de quien se figura la cosa; de igual manera los juicios que surgen de una razonamiento hipotético responden a la forma particular (habitual) como el sujeto esgrime tal o cual hipótesis frente a una situación.

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Adopting a hypothesis as being suggested by the facts is Abduction (Peirce).

SEVEN Ahora bien, una vez caracterizados los tipos de signos así como las clases de razonamientos, entremos a ver cómo se manifiestan en la película policiaca Seven. El tema propuesto para el tema es bastante amplio e implica un trabajo dispendioso y que puede resultar un detallado arreglo de ejemplos particulares: dónde se encuentran signos, de qué clase y dónde inducciones, abducciones o deducciones. Por ello, pretendiendo a una aproximación más modesta a la compleja película, hemos de, primero, exponer el esquema general como se desarrolla el film y, segundo, entrar a analizar los momentos relevantes en él a la luz de los elementos peircianos. En otras palabras, una vez se han descrito los eventos que tienen lugar sucesivamente –los asesinatos en serie y sus móviles-, disertar sobre la forma cómo Sumerset y Mills se desenvuelven en ellos y resuelven el caso. Lo anterior implica dejar de lado investigaciones sugestivas tales como ¿qué significan los cortes en la película?, ¿qué trucos de cámara puede percibir?, ¿qué significa una película? y ¿cómo se da el razonamiento en el espectador?. De nuevo, el escrito se enfocará exclusivamente en el proceso realizado por los detectives. Este propósito es ya suficientemente complejo y abarcante.

“TURN THE SIN AGAINST THE SINNER”5 El arte de razonar consiste en ordenar los símbolos y encontrar la verdad (Peirce) Asumamos como principio que el asesino no mata de manera aislada. No solo lo hace siguiendo un designio –matar al pecador de cada uno de los siete pecados capitales con su respectivo pecado-, también deja en la escena de cada crimen pistas que conducen al siguiente (desde Gula hasta Lujuria). Ahora bien, la secuencia de crímenes no deviene linealmente. El razonamiento que los detectives van construyendo se apoya constantemente en elementos del presente y del pasado. Así esgrimen hipótesis que asumen o pierden validés a partir de los signos.

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El orden en que aparecen los siete pecados es el siguiente: Gula, Avaricia, Pereza, Lujuria, Vanidad, Envidia e Ira. Todos ellos son representados por la muerte de alguien que los encarna. Sin embargo, el detective Mills, quien encarna la Ira, no es asesinado ni muere; por qué?

Empecemos pues con la descripción de la secuencia, a lo largo de ella se irán estableciendo las relaciones pertinentes entre los tipos de signos y razonamiento. Para ello hemos de numerar los momentos que se consideran relevantes en la consecución de nuestro objetivo. 1. Aparece un asesinato que, en principio (es el juicio de Mills) es un evento aislado. Es, por supuesto, el hallazgo del gordo en su casa. Sin embargo, el detective Sumerset emite la hipótesis de que éste no puede ser un hecho aislado por la complejidad de la escena; es decir, el asesino no buscaba, solamente, matar al sujeto. Examinemos los elementos que soportan tal suposición. a) En la escena aparece un balde lleno de vómito junto al cadáver quien se encontraba comiendo antes de morir6. Este hecho, el balde, es un icono que sólo adquiere sentido en la escena del crimen: el sujeto ingería comida y vomitaba repetitivamente. En otras circunstancias, si fuera encontrado en otra parte, solo podríamos pensar “alguien ha vomitado”. b) En la casa hay un gran almacenamiento de comida. Este signo es tomado como símbolo que permite figurarse la estadía del hombre durante mucho tiempo dentro de la casa. De nuevo, en otras circunstancias sería asumido como cualquier otra cosa. c) La nuca del cadáver se encuentra amoratada. Sumerset inmediatamente asume un revolver ejerciendo presión sobre el hombre. Así, desde que los morados conducen de manera directa a la acción de apuntar, este fenómeno es un índice. d) Finalmente, el médico forense, partiendo de índices, concluye que el sujeto comió hasta reventar; esto por la líneas de tensión halladas en el colon y el duodeno. Ahora podemos decir con propiedad que la elaboración de la muerte del hombre, la intimidación con el arma es el elemento determinante ya que si se buscara matarlo simplemente se hala del gatillo, conducen a Sumerset a pensar que el hecho no puede ser aislado. Estos elementos de juicio son símbolos que sustentan su hipótesis “there are more to come”. Este razonamiento es claramente abductivo: por un lado toma elementos de juicio de la escena en particular y, por otro lado, su familiaridad resolviendo crímenes (su trayectoria tan mentada a lo largo de la película) permiten que esgrima tal hipótesis, a diferencia de Mills, por ejemplo, que no piensa lo mismo.

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No ahondaré en explicar la naturaleza de esta conclusión. Es absolutamente evidente.

2. Aparece otro asesinato el día siguiente. Este no puede ser tomado como aislado del anterior ya que se presentan dos fenómenos recurrentes: las marcas hechas por el arma en la cabeza de la víctima y que sea ella misma quien propicia su muerte7. Por ello, estos elementos son símbolos que sirven como prueba para la hipótesis emitida por el detective. Ahora bien, aparece un signo que es determinante en le desarrollo posterior del film: escrito con sangre en el piso la palabra “avaricia”. Este signo en particular es un icono ya que el concepto que excita en nuestra mente es bastante similar a la escena: un abogado que amasó su fortuna ejerciendo corruptamente su profesión. Por otro lado, la forma como él muere, cortar de sí mismo exactamente una libra de carne, debe estar directamente relacionada con su castigo por ser avaro; en ese sentido se pensaría como icono. Sin embargo, no nos resulta claro la razón por la cual lo hace y, personalmente, no excita ninguna idea mental en particular que nos conduzca necesariamente al fenómeno “avaricia”. Siguiendo lo anterior, concluimos que hace las veces de símbolo más que de icono: excita en la mente una idea determinada por el uso, por el horizonte de interpretación; horizonte que particularmente no compartimos. Veamos qué otros signos aparecen en la escena y su relación con el razonamiento que los detectives hacen. a) Los círculos hechos con sangre alrededor de los ojos de la esposa del abbogado, en la foto, conducen a Sumerset a emitir dos juicios que han de guiarlos hacia el siguiente asesinato: “ella debió ver algo” y “se supone que debe ver algo pero necesita una oportunidad para hacerlo evidente”. Este juicio es una hipótesis. Así, en tanto que razonamiento abductivo, está basado en un símbolo: la sangre alrededor de los ojos es el símbolo que conduce al detective a esgrimir aquellas posibilidades. De nuevo, lo hemos clasificado símbolo y no índice –por ejemplo- ya que en nosotros no excitaría tal idea; de hecho, las hipótesis del detective resultan bastante novedosas desde que no hubiéramos concluido lo mismo. No volveremos sobre la relación con los horizontes de interpretación. Es más, se nos ocurre el mero capricho8 como razón para pintar los ojos con sangre. Por otro lado, la foto misma es evidentemente un índice.

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Resulta problemático hablar de suicidio en estos casos ya que la víctima no decide torturarse hasta la muerte. Concluímos esto pensando en las marcas del arma, por un lado, y por el otro por que el primer asesinado estaba atado de pies y manos, y el segundo estaba inmovilizado y empunaba un cuchillo. La relación que como expectador se encuentra en estos acontecimientos es iconica e indidicial: las ataduras son índices que nos acercan a cómo se desenvilvió la sitaución, pero al mismo tiempo nos permite figurarnos la intención del asesino y así descubrir el patrón que sigue (matar al pecador ejerciendo su pecado). 8 Según parece, el capricho no aparece como causa de acción en el entretejimiennto de la película. En cambio todos los acontecimientos resultan estar de una u otra forma relacionados en una suerte de necesidad. Peirce por su parte o no explora el capricho como posible razonamiento o ya lo ha incluido en la relación símbolo – abducción.

b) Los detectives se dirigen a la esposa del finado buscando probar su hipótesis, la cual resulta ser acertada ya que ella ‘ve’ el cuadro que se encuentra al revés. Esa fotografía es un índice ya que conduce necesariamente los detectives a tal escenario en busca de un fenómeno: que la pintura no se encuentra en su sitio. c) La hipótesis de Sumerset se comprueba definitivamente en el momento en que encuentran la frase “Help me” en la pared escrita con huellas digitales. Las huellas, obviamente, son índices que conducen directamente a una, y solo una, persona. La relación entre huellas y sujeto no puede ser más evidente. Es en este punto donde se realiza la conexión con el siguiente asesinato. Ahora bien, volvamos un momento a la escena del gordito. El detective recibe unas ‘astillas’ encontradas en el estómago del cadáver. Estas lo conducen de nuevo a la casa buscando una relación entre ellas y es asesinato ya que, según el parte forense, estas no fueron determinantes en la suerte que corrió el glotón. La situación que allí tiene lugar es enteramente indicial ya que el detective busca de dónde fueron tomadas encontrando que fueron arrancadas del piso. A partir de allí se dispone a correr la nevera. El razonamiento que realiza resulta difícil de categorizar como inducción, deducción o hipótesis. No se ajusta enteramente a ninguno de los tres con lo cual aparece nuevamente el elemento de azar o capricho como respuesta; es decir, aparentemente no hay relación con la proximidad del piso con la nevera. El pudo hacer algo distinto a correrla y entonces o no se hubiera resuelto el crimen, o bien hubiera tomado mucho más tiempo. Realmente parece que la contingencia es algunas veces un elemento determinante en la manera como se desarrollan los acontecimientos. Tras la nevera encuentra escrito “ Gula” y todo se hace más claro: la palabra escrita es, de nuevo, un icono relacionado con la escena (en este caso nos resulta mucho más evidente que “ avaricia” ); pero la relevancia del hallazgo afinca en que es también un símbolo que comprueba definitivamente la hipótesis propuesta por Sumerset en el principio. “ Gula” y “ Avaricia” son ahora iconos contenidos en una totalidad, aquello llamado los siete pecados capitales. A partir del momento en que la hipótesis es comprobada (“there are more to come”), el razonamiento de los detectives deja de ser abductivo para volverse inductivo: existe un esquema –una totalidad- que son los siete pecados capitales; ya se han manifestado dos de ellos de tal forma que el difunto encarnaba el pecado por el cual fue muerto, entonces, hemos de esperar cinco episodios más con similares características para los cinco pecados restantes.

3. Habíamos quedado en las huellas digitales como índices que conducen a los detectives hacia una persona en especial. Entonces hallan el tercer asesinado. Como es de esperarse, aparece escrito uno de los cinco pecados restantes. En este caso es el icono “ pereza” . Ahora no se trata de generar hipótesis que articulen los episodios que se habían pensado como aislados, lo que se busca es encontrar en esta nueva escena los iconos e índices que los conduzcan hacia el asesino –no hacia otra víctima- y así detener su propósito. La escena de la “ pereza” además de ser una de las más impactantes no ofrece elementos que permita desarrollar el razonamiento de los detectives. Por ello no entramos a analizarla en detalle ya que sería una gran lista de relaciones indiciales –como las fotos que son tomadas cada día durante el encierro- que no aportan nada al desenvolvimiento del caso. 4. No resulta demasiado aventurado proponer que aquí puede morir la película. En la escena anterior no se encuentra nada que los conduzca a otro asesinato ni al asesino en cuestión. En otras palabras, los detectives se encuentran maniatados a la espera del siguiente golpe (siguiendo el razonamiento de Sumerset). Entonces tiene lugar otro fenómeno determinante que desenreda definitivamente el caso: las bases de datos del FBI. Si no fuera por la introducción de este elemento el caso quedaría inconcluso. Encontramos particularmente inverosímil la existencia de tales bases de datos aunque, si hemos de tener en cuenta los excesos propios de los americanos, podría ser verdad. El problema de la veracidad de tal coyuntura radica en que el proceder de asesino y detectives venía siendo metódico y necesario; ahora, con la introducción de este elemento de ciencia ficción, el espectador deja su participación activa en la historia y empieza a verla como proyectada en la pantalla, no como vivida. Por ello este episodio de las bases de datos es un índice y un símbolo simultáneamente: índice en tanto que tarde o temprano, a través de un razonamiento deductivo, conduce a los detectives a un sujeto en especial; símbolo por que para un espectador americano puede resultar completamente verosímil y hasta necesario que suceda así –que el FBI posea tales listas-, por el contrario para nosotros no deja de ser ciencia ficción y teoría del complot. En estos detalles determinados por la habitualidad del que mira se definen las distintas perspectivas que cada quien construye sobre el film. Por otro lado, y esto es una posición personal, el citado suceso hace las veces de símbolo por otra razón: nos permite como espectadores esgrimir multitud de hipótesis. Una de ellas es el evidente giro que asume el film en la relación buenos – malos: hasta el momento en que se recurre al FBI, el asesino ‘jugaba’ con los detectives (según lo expresa repetidas veces Mills); es decir, la ‘balanza moral’ se inclinaba fuertemente hacia el antagonista desde que los detectives solo puedían seguir las pistas que este intencionalmente les dejaba. A partir de ahora los detectives asumen el control en el sentido de tener la certeza de saber

quién es el asesino. Empero, este juega con ellos hasta el final del film siendo él quien decide cómo concluir el caso. 5. Los vínculos que habría de conducirlos a la siguiente escena no son encontrados con en el asesinato anterior –“ pereza” - sino en la casa del asesino. No sería tan aventurado decir que esta escena está compuesta en su totalidad por índices: la mano del perezoso, las latas de comida, el comprobante de compra y la gran cantidad de fotos; entre ellas la de la mujer rubia. El comprobante de compra los conduce a la tienda y allí verifican el objeto comprado que, sinceramente, aun no queda claro qué es. Finalmente son informados sobre otro asesinato en el burdel. Allí hacen la conexión con los índices encontrados en el apartamento: la mujer de la fotografía y el aparato con que fue torturada. 6. Finalmente tiene lugar un quinto asesinato que por sí solo aparecería como aislado: “ vanidad” . La forma como se desenvuelve la película no presta mucha atención a este suceso ni la encuentra llena de detalles como los anteriores. Se ve simplemente como el normal devenir en esta serie de acontecimientos. Por ello, por que simplemente se asume enmarcada dentro del razonamiento de los detectives, no hemos de extremar en detalles sobre los signos que allí se encuentran. 7. Finalmente, nos es imposible terminar la descripción del film sin reseñar su impactante final. Su mérito no se debe a la complejidad que encarna, es decir, a la riqueza de índices, iconos y símbolos. Su mérito afinca en el giro que obliga hacer al espectador para entender, primero, que el asesino se entrega voluntariamente; segundo, que reconoce en él un pecado y, según su designio, es castigado por ello; y, tercero, que uno de los detectives se ve involucrado en el episodio. Sobre la genial estructura de la escena final de Seven se pueden escribir muchas cosas y analizarla desde muchos puntos de vista. Por ejemplo, que la película transcurre en una ciudad donde llueve todos los días y el día final, cuando finalmente se desenvuelve todas las complejas situaciones generadas a lo largo del film –que “ casualmente” es el séptimo-, no llueve y en cambio hay un cielo despejado y el día es claro: de la oscuridad de la ignorancia a la claridad de la verdad. Empero, no olvidemos que el objetivo perseguido en el presente es caracterizar el proceder de los detectives. Lamentablemente, siguiendo lo anterior, es bastante poco lo que podemos decir a la luz de nuestro análisis sobre esta escena en particular. Lo único que podríamos señalar es el carácter indicial de la cabeza de la esposa de Mills y el razonamiento deductivo que Sumerset realiza, el cual es puesto en evidencia por el asesino mismo.

La decisión que toma Mills se encuentra por fuera de la pretensiones de nuestro análisis en el sentido de que el razonamiento inductivo realizado por él lo conduce hacia la certeza de que la persona que tiene de rodillas no solo mató los sujetos que había estado investigando, también asesinó a su esposa. Sin embargo, que decida matarlo no es conclusión que se pueda analizar a la luz de Peirce; en cambio, es una cuestión de tipo moral. Lo que el espectador pueda pensar sobre eso, si aprueba o rechaza la acción de Mills, es enteramente un proceso abductivo que parte de tal símbolo.